Pigeonly y Flikshop son dos aplicaciones lanzadas por exconvictos que están revolucionando la comunicación entre presos y sus familiares o amigos.
Las aplicaciones para mejorar la comunicación de los presos con personas del exterior está irrumpiendo lenta pero firmemente en la industria de comunicaciones en las prisiones, dominadas por un puñado de compañías con pocos incentivos para reducir los precios o impulsar los servicios para las 2.3 millones de personas que se encuentran tras las rejas.
Pigeonly y otras aplicaciones encontraron un modelo de comunicación, si bien poco elegante, que satisface el deseo de los reclusos de una conexión más tangible, al mismo tiempo que cumple con los hábitos sociales de sus seres queridos.
Durante décadas de investigación se ha demostrado que las tasas de reincidencia disminuyen cuando los presos están en contacto frecuente con sus familias.
Los grupos de defensa de la justicia penal y las organizaciones de rehabilitación sin fines de lucro, ya han comenzado a utilizar las aplicaciones para que la población penitenciaria esté al tanto de sus servicios.
‘En un mundo ideal, estas aplicaciones no serían necesarias porque la comunicación de las prisiones sería gratuita –supervisada y limitada–, pero gratuita’, dice el Director Ejecutivo de Justice Policy Institute, Marc Schindler. ‘Esta es un área que se puede mejorar mucho, incluidas las prácticas de explotación’.
Devron Wadlington, de 34 años, que ha pasado casi la mitad de su vida tras las rejas, vive con otros 200 internos y dice que siempre hay una fila para las dos computadoras ubicadas en su bloque de viviendas.
Las computadoras lo bloquean después de 15 minutos, para garantizar que todo mundo tenga un turno, pero indica que es difícil digerir un correo electrónico y responder en un lapso tan corto, especialmente para los que escriben con lentitud.
La tecnología ha cambiado la forma en que sus amigos y familiares se mantienen en contacto, dice Wadlington, que fue encarcelado antes de que se introdujera el correo electrónico en las cárceles y fue testigo del aumento y la caída de la popularidad del servicio. Prefiere cuando la familia y los amigos publican una carta y dice que tiene fotos de Pigeonly y Flikshop pegados en las paredes de su celda.
‘Prefiero tener fotos en mi celular, así que cuando abro los ojos por la mañana, veo a alguien que amo y sé que me quiere también; esto me recuerda que todavía tengo esperanza fuera de este lugar’, dice Wadlington.
‘Siempre es bueno que tu nombre sea utilizado en una llamada por correo. Cada vez que entregan el correo, espero que diga mi nombre, las personas que estamos aquí necesitamos eso’.