España planea invertir 11.000 millones de euros (unos 12,400 millones de dólares) para desarrollar microchips y semiconductores, en un intento por modernizar su economía dependiente del turismo.
‘Queremos que nuestro país esté a la vanguardia del progreso industrial y tecnológico’, dijo el presidente de gobierno, Pedro Sánchez, sin dar más detalles, y aseguró que el proyecto será aprobado pronto por su gabinete.
Esta inversión supone el último esfuerzo para reconstruir la economía del país, que sufrió más que la mayoría de sus pares europeos por la pandemia y está bajo presión nuevamente luego de la invasión de Ucrania por parte de Rusia.
Sánchez afirmó que la guerra ha interrumpido el suministro de gases como el argón y el neón, que son clave para fabricar semiconductores.
Los chips son indispensables para la industria automotriz de España, que es la segunda más grande de Europa y representa alrededor del 10% del producto interno bruto.
Los legisladores de todo el continente se apresuran a implementar planes para invertir en chips y reducir la dependencia de la tecnología importada.
La Unión Europea tiene como objetivo convertirse en un fabricante de semiconductores, con la meta de producir una quinta parte del suministro mundial en 2030.
Por otra parte, Alemania busca otorgar a Intel 5,000 millones de euros en fondos públicos para ayudar a financiar una planta de semiconductores de 17,000 millones, dijeron el mes pasado personas cercanas al asunto.
El aumento de los precios de la energía que impulsó la inflación en su nivel más alto en casi cuatro décadas, ha obligado a las siderúrgicas a recortar la producción y a los consumidores a gastar menos.
Mientras tanto, el aumento del costo de vida aviva el descontento con los camioneros organizados, una protesta de tres semanas que detuvo las operaciones en algunas empresas y provocó escasez de leche y otros productos.
