Las recientes protestas en México y otros países de América Latina avivaron el pulso entre taxistas y aplicaciones extranjeras como Uber, DiDi, Beat o Cabify, que han consolidado su presencia en el continente americano pese al inconformismo de algunos sectores y vacíos en regulación.
El desencanto con el transporte público, el boom de la economía colaborativa y la informalidad impulsan estas alternativas en América Latina, en donde un 81% de la población vive en áreas urbanas.
Según Uber, que tiene presencia en más de 150 ciudades de la región y que cuenta con 1 millón de socios conductores registrados, se ha ‘adaptado a las necesidades de los latinoamericanos, con requerimientos cambiantes para responder a un mercado muy diverso en términos de inclusión financiera y prácticas culturales’.
Aunque en México no existe una legislación federal, sí hay regulaciones locales como en la Ciudad de México, en donde el Gobierno obligará a los conductores a que tramiten una nueva licencia, usen una tarjeta distintiva y pasen una revisión obligatoria.
Frente a las protestas, Uber explicó que mantiene su ‘propuesta de generar espacios de diálogo en el que surjan ideas y soluciones que definan un nuevo escenario para todos en un marco de respeto y coexistencia’.
‘Somos conscientes de que los marcos normativos de cualquier país en el mundo algunas veces requieren adaptarse a los desarrollos tecnológicos y a las nuevas necesidades de la sociedad’.