Alemania reportó 131,391 casos de ciberdelincuencia cometidos dentro del país y otros 201,877 desde el extranjero o desde ubicaciones no identificadas.
Las pérdidas económicas para empresas alemanas ascendieron a 178,600 millones de euros en 2024, un incremento de 30,000 millones frente al año anterior, el mayor registrado hasta ahora.
Además, se documentaron cerca de 950 ataques de ransomware, lo que coloca al país como el cuarto más afectado del mundo por este tipo de amenazas.
También se reportaron 220 ataques de denegación de servicio (DDoS), impulsados principalmente por grupos con posturas prorrusas o antiisraelíes. Los principales blancos han sido dependencias federales, instituciones públicas, proveedores logísticos y empresas industriales.
Estos datos forman parte del informe anual sobre cibercrimen, presentado por el ministro del Interior, Alexander Dobrindt, y el presidente de la Oficina Federal de Investigación Criminal (BKA), Holger Münch.
Según ambos funcionarios, el aumento en los ataques está directamente relacionado con el respaldo abierto de Alemania a Ucrania, lo que ha puesto al país en la mira de grupos cibernéticos con motivaciones políticas o financiados por estados extranjeros.
Dobrindt advirtió que los conflictos geopolíticos se están trasladando al entorno digital y que la amenaza híbrida se ha intensificado. También explicó que los grupos responsables ya no operan únicamente por beneficios económicos, sino que buscan desestabilizar políticamente al país. Para ello, cuentan con financiamiento que no proviene solo de actividades delictivas, sino también de donantes institucionales o estatales.
Por su parte, Münch afirmó que la BKA está actuando contra estos ataques con las mismas estrategias aplicadas a la ciberdelincuencia tradicional: identificar a los responsables, incluso si operan desde países no aliados, y atacar sus modelos de negocio. Dobrindt añadió que Alemania está fortaleciendo su marco legal, técnico y organizativo para hacer frente a esta amenaza en constante evolución.