Para los médicos, ‘los bebés data‘ se han convertido en una carga que está llenando los departamentos de urgencias con falsas alarmas.
Calcetines que calculan la frecuencia cardiaca, sensores que miden los niveles de oxígeno o pañales inteligentes que analizan la orina de los bebés y envían a una app móvil los datos sobre el riesgo de deshidratación, infecciones o problemas renales, son algunos de los dispositivos con los que deben lidiar los médicos actuales.
‘La mayoría de los bebés están sanos y no hay ninguna necesidad del uso de estos monitores en casa‘, comenta Elizabeth Foglia, neonatóloga y coautora del texto publicado en la revista JAMA de la Asociación Médica Americana.
Estos dispositivos no pueden prevenir, por ejemplo, el síndrome de muerte súbita en el lactante, según reconocen los propios fabricantes, así como el caso del ‘calcetín inteligente‘, que asegura controlar el ritmo cardiaco, los niveles de oxígeno, temperatura corporal y calidad de sueño del recién nacido.
Foglia y sus colegas, los pediatras Cristopher Bonafide y David Jamison han analizado cinco modelos de monitores fisiológicos que provocan más estrés en los padres en vez de tranquilizarlos.
Explica, por ejemplo, que los bebés sanos tienen caídas ocasionales de oxígeno de menos del 80%, sin consecuencias, y que eso no sería motivo de alarma. ‘Estos artefactos se aprovechan de la inseguridad y de las dificultades para conciliar las responsabilidades paternas con las laborales y acaban por generar más inseguridades y más preocupación’, opina Martinon-Torres, jefe de pediatría del Hospital Santiago de Compostela.
Pediatras estadounidenses abogan por que los monitores sean reglamentados por la agencia que controla los medicamentos en Estados Unidos, esto es, la Agencia de Administración de Alimentación y Medicamentos.
Según dicen estos especialistas, no hay evidencias de que los sensores sean precisos en la medición de las señales vitales, aunque estos obtengan el visto bueno.
El equipo del Children’s Hospital defiende que la comunidad médica debe debatir si el uso de los sensores es apropiado cuando una pequeña señal de caída del nivel de oxígeno podría ocasionar una visita a urgencias, un análisis de sangre innecesario e incluso el ingreso hospitalario del bebé.
El presidente de la Asociación Española de Neonatología opina que los sensores eficaces son aquellos de alta precisión, desarrollados por médicos y que son utilizados por un breve periodo y en circunstancias específicas, como en el caso de algunos bebés prematuros.
‘Ellos pueden tener riesgo de apnea y recomendamos los dispositivos para acortar su estancia en el hospital’, explica, y añade que en esos casos los padres reciben una información en reanimación cardiorespiratoria. ‘Los aparatos, por muy inteligentes que sean, no ayudan en nada si sus alertas no generan una reacción adecuada’, concluyó.
Con información de El País