OPPO fabricante chino de teléfonos móviles, lleva la voz cantante en innovación con su nuevo Reno 10 y se encuentra entre las cinco marcas que más venden en el mundo.
Después de haber llevado al extremo el concepto del móvil todo pantalla, con el Find X y de haber evolucionado la carga de las baterías con el RX17 Pro, ahora pone la fotografía móvil en su punto de mira.
El Reno 10, con su triple cámara principal utiliza un sistema de espejos para ofrecer un zoom de 10 aumentos con el que cubre el equivalente a la distancia focal que hay entre los 16 y los 160 mm en una cámara tradicional.
Esta facilidad permite, por ejemplo, tomar una amplia panorámica de un gran edificio utilizando el objetivo gran angular, que cubre un ángulo de visión de 120° y está emparejado con un sensor de 8 Mpx; recoge también cualquier detalle de la fachada sin moverse de lugar, gracias al sistema periscópico cuenta con 13 Mpx. En medio de este gran abanico, y para la mayoría de las imágenes, OPPO equipó al Reno10 -existe una versión llamada Reno, a secas, que no incorpora este este zoom- de un lente estándar muy luminoso -F 1.7- que capta instantáneas de 48 Mpx gracias al sensor Sony MX586.
El smartphone y los resultados son sorprendentes. El nivel de detalle que la cámara obtiene a gran distancia del objeto o del sujeto fotografiado es notable. Además, el autofoco por infrarrojos resulta muy efectivo, sobre todo en situaciones de poca luz. Pero hay que recordar que, como sucede en el Huawei, que el zoom óptico llega hasta los cinco aumentos y que el Reno utiliza un sistema híbrido para duplicar esa distancia focal. La pérdida de calidad es mínima, pero sí resulta apreciable cuando se lleva el zoom al máximo. Además, el sistema tiene también sus inconvenientes: el uso de un prisma engorda sensiblemente la terminal-9,3 mm y 210 g-, y, aunque la cámara cuenta con un estabilizador óptico eficaz, hay que tener muy buen pulso para tomar imágenes nítidas con 10 aumentos.
Por otra parte, la cámara principal no es la única sorpresa dentro del Reno 10, ya que en el diseño de su cámara interior, la de los selfies, cuenta con una resolución de 16 Mpx. OPPO vuelve a apostar por un mecanismo automático que la descubre y la retrae para lograr que la pantalla de 6.6 pulgadas ocupe un 93.1% del panel frontal y no tenga ningún tipo de muesca que le dé una dentellada. Además, con una pieza en forma de aleta de tiburón que se activa sola cuando el usuario decida o retratarse así mismo o cuando necesite el flash para acompañar a la cámara principal, le da al Reno 10 un aire distintivo que se agradece en un mercado saturado de teléfonos que se parecen entre sí.
A pesar de su precio, lo que se ha cuidado al máximo es el diseño y la calidad de los materiales, dos de sus factores diferenciales. Además de contar con un frontal en el que los bordes brillan por su ausencia, la tapa trasera llama a la atención porque saca todo el partido al mayor grosor del aparato. Utiliza la última generación de cristal Gorilla -la sexta- para ofrecer un panel en el que las cámaras no sobresalen.