Las niñas envían más fotografías sugerentes, mientras que los niños recurren con mayor frecuencia fotos comprometidas y explícitas que muestran sus genitales. Pese a que un 94.5% de los jóvenes admite que se trata de una práctica peligrosa, casi la mitad opina que es parte del juego erótico y sexual y uno de cada cuatro opina que mejora las relaciones de pareja.
En el libro “Entre Selfies y WhatsApp. Oportunidades y riesgos para la infancia y la adolescencia” que se presentó el reciente martes en la sede de la Comisión Europea de Madrid, se muestran conclusiones de la práctica entre jóvenes denominada sexting.
La práctica del sexting aumenta en la medida en que los menores crecen: si el 20% de los niños entre 11 y 12 años admite haberlo practicado, el porcentaje sube al 42% entre los jóvenes de 15 y 16. Los niños son quiénes más mensajes sexuales reciben, un 35% de frente un 28% de las niñas, ya que también son los que más los que demandan.
Este libro recopila 17 artículos científicos de investigadores europeos y latinoamericanos.
Maialen Garmendia, directora del equipo de investigación EU Kids Online de la Universidad del País Vasco, opina que el problema de estos mensajes sexuales es lo que se conoce como sexting secundario, es decir, “cuando esa imagen se reenvía a todos los estudiantes del instituto”. Sin embargo, este no es el único riesgo al que se enfrentan los menores al conectarse a la web.
El ciberacoso ha aumentado notablemente en los últimos años, según una encuesta realizada a 500 menores españoles de entre 9 y 16 años y a sus padres. No obstante, la prevalencia del tipo de acoso “cara a cara” sigue siendo mayor que el que se realiza través de Internet o por el móvil. “No debemos culpar a la tecnología”, señala Garmendia. Por ello, Los datos que se ofrecen en la investigación hacen referencia a los menores que han sufrido tanto bullying como ciberbullying. La incidencia del acoso entre usuarios de 9 a 16 años se ha duplicado: mientras que en el 2010 un 15% declaraba haberlo sufrido, ahora la cifra ha llegado al 31%.
Según los datos recogidos, se pone de manifiesto que son los niños de entre 9 y 10 años quienes se sienten más disgustados ante una situación de acoso o ciberacoso. Después, a medida que le edad aumenta, son capaces de manejar mejor esta situación. Solo un 6% de los jóvenes entre 15 y 10 años que han sufrido esta situación manifiesta haberse sentido “muy disgustado”.
La participación de los profesores y la supervisión de los padres son imprescindibles para detectar el ciber acoso, sobre todo teniendo en cuenta que la edad de acceso a Internet y a los smartphones es cada vez más temprana. Mientras que en España hace seis años se accedía por primera vez a la web a los 10 años y tenían el móvil a las 11, ahora disponen de su primer smartphone a los 8 y se conectan la red a los 7. En algunos países como el Reino Unido, uno de cada cuatro menores de 12 años y el 36% de los niños de tres a cinco años tiene su propia tableta, según el regulador Ofcom.
Garmendia indica que el hecho de que los niños empiecen antes a usar las nuevas tecnologías es inevitable y no tiene porque ser negativo: tenemos que ser proactivos y generar unos hábitos de supervisión desde que son muy pequeños. Este control también es importante en las redes sociales. El 35% de los niños españoles de 11 y 12 años y el 74% entre13 y 14 tienen algún perfil en una red social. Esto incumple la normativa legal, ya que por ejemplo, Facebook requiere que los usuarios tengan una edad mínima de 14 años para crear una cuenta.