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Cuando el internet llega, todo cambia (o casi)

La pregunta no es solo cómo llevar internet a más personas, sino cómo asegurarse de que todos puedan aprovecharlo de manera efectiva

En el mundo hiperconectado de hoy, es difícil imaginar la vida sin internet. Sin embargo, en muchas partes del planeta, el acceso a la red sigue siendo un lujo. Cuando finalmente llega la conectividad, la educación mejora, los negocios florecen y las oportunidades se multiplican. Pero la conexión no lo soluciona todo: aún quedan brechas digitales, desafíos económicos y desigualdades estructurales que no se resuelven con solo tener Wi-Fi.

 

Conectividad sin fronteras, pero con desigualdad

A nivel global, la brecha digital es una realidad evidente. Según la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), mientras en países de altos ingresos el 91% de la población tiene acceso a internet, en los de bajos ingresos apenas el 22% puede conectarse (Informe UIT 2022). Las diferencias no solo son geográficas, también económicas y educativas: incluso en regiones con infraestructura disponible, millones de personas no pueden costear el servicio o no cuentan con las habilidades digitales para aprovecharlo.

El acceso a la red ha demostrado ser un motor de desarrollo. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha documentado cómo la digitalización impulsa la educación, facilita la inclusión financiera y genera empleo (OCDE – Aprendizaje y TIC). Sin embargo, la UNESCO advierte que la conectividad no es suficiente: sin formación digital adecuada, internet puede convertirse en un espacio de desinformación y desigualdad (UNESCO – Riesgos digitales).

 

El impacto en México

México no es ajeno a esta realidad. Aunque el 81.2% de la población tiene acceso a internet, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la brecha entre zonas urbanas y rurales se va cerrando paulatinamente.  Mientras que en algunas ciudades la conectividad se acerca al 90%, en comunidades rurales apenas alcanza el 50%.

La llegada de internet a estas zonas ha cambiado muchas dinámicas. En la educación, por ejemplo, ha permitido que estudiantes accedan a recursos digitales y que maestros se capaciten en línea. La digitalización ha reducido las tasas de deserción escolar en algunas comunidades donde antes los alumnos no tenían acceso a materiales educativos actualizados.

En el ámbito económico, el comercio electrónico y los servicios digitales han generado nuevas oportunidades. Programas como «Internet para Todos» buscan reducir la brecha digital mediante redes comunitarias. Sin embargo, persisten retos clave como la falta de dispositivos adecuados y la escasa capacitación en el uso de tecnologías digitales.

 

Conectividad no es sinónimo de inclusión

Aunque la llegada del internet transforma la vida de las personas, no resuelve automáticamente problemas estructurales. En el caso de México, el acceso a la red no ha logrado cerrar del todo la brecha educativa y aún falta trabajo por hacer. Un informe de la UNESCO señala que el acceso desigual a la tecnología sigue afectando a niños y jóvenes indígenas, quienes tienen menos oportunidades para desarrollar habilidades digitales que les permitan competir en el mercado laboral.

Otro gran desafío es el acceso a herramientas tecnológicas. Si bien el gobierno ha impulsado proyectos de conectividad en zonas remotas, en México y el acceso a internet ha avanzado en las últimas décadas; este progreso no ha garantizado una inclusión digital equitativa. Según datos de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2023, solo el 43.8% de los hogares mexicanos disponía de computadora, lo que indica que menos de la mitad de las viviendas en el país cuentan con este recurso tecnológico.

Finalmente, está el problema de la ciberseguridad. La conectividad ha expuesto a muchas comunidades vulnerables a fraudes, ciberacoso y desinformación. La falta de alfabetización digital deja a muchas personas en una situación de riesgo, sin herramientas para discernir entre información confiable y noticias falsas.

 

Más allá de la conexión

El internet ha cambiado el mundo y sigue transformándolo. Su llegada a comunidades desconectadas abre puertas antes impensables, pero también deja en evidencia los retos que persisten. La conectividad por sí sola no es suficiente: hace falta inversión en educación digital y medidas de seguridad para garantizar que la revolución digital sea realmente inclusiva.

México avanza en la dirección correcta, pero aún tiene camino por recorrer. La pregunta no es solo cómo llevar internet a más personas, sino cómo asegurarse de que todos puedan aprovecharlo de manera efectiva. Porque cuando el internet llega, todo cambia… o casi.

* Edgar Vásquez Cruz es maestro en Administración Pública por el INAP y Licenciado en Ciencias de la Informática por el Instituto Politécnico Nacional, así como doctorante por la Universidad Anáhuac. Es especialista en tecnologías de la información, telecomunicaciones y seguridad informática en gobierno, áreas en las que tiene una experiencia de 30 años. Su sitio web es edgarvasquez.com  Su correo es [email protected]