Los cables submarinos de fibra óptica pueden ser aprovechados como una red sísmica que ayude rastrear terremotos lejanos y olas oceánicas, según un estudio de Nature Communications.
Una serie de pruebas fueron realizadas en el Mar del Norte por un equipo de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH) en España, el Instituto Tecnológico de California (Caltech) y el Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS) de Francia.
Los océanos cubren dos tercios de la superficie terrestre, pero colocar sismómetros permanentes bajo el mar resultaría incosteable, por ello, el grupo de la universidad española desdarrolló un sensor multipunto de eventos sísmicos que utiliza cables de fibra óptica convencionales de comunicaciones.
Según los investigadores, ‘basta con conectar un equipo en el extremo de tierra de estos cables y esta tecnología permite transformarlo en una potente matriz de sensores sísmicos’.
Los cables de comunicaciones de fibra óptica son cada vez más comunes en el fondo del mar, por eso, en lugar de colocar un dispositivo completamente nuevo, se puede aprovechar parte de esta fibra para analizar la sismicidad submarina de inmediato, indicó el primer autor del estudio Ethan Williams de Caltech.
Bajo el fondo oceánico corren 1.2 millones de kilómetros de cables de telecomunicaciones (tres veces la distancia de la Tierra a la Luna) que facilitan las telecomunicaciones, señaló el centro francés.
Aunque estos sensores se desarrollaron fundamentalmente para aplicaciones energéticas, ahora han adaptado con éxito la tecnología a la sismología.
Los sensores disparan un haz de luz por un cable de fibra óptica y las pequeñas imperfecciones en el cable reflejan cantidades ínfimas de luz, lo que permite localizarlas como puntos de referencia, explica la Universidad de Alcalá.
A medida que la onda sísmica deforma mínimamente el cable de fibra, los puntos de referencia cambian de lugar, alterando muy ligeramente el tiempo de vuelo de las ondas de luz reflejadas por los puntos de referencia.
La técnica desarrollada por la UAH permite medir de forma muy precisa esas deformaciones, ‘presentando el récord de sensibilidad’ entre los sistemas de este tipo desarrollados hasta la fecha, lo que permite a los científicos rastrear la progresión de las ondas sísmicas con gran resolución.
La red de fibra instalada en el Mar del Norte pudo detectar y registrar un terremoto de magnitud 8.2 ocurrido en Fiji (a más de 10,000 kilómetros).
Lo anterior demostró claramente la capacidad de la tecnología de completar la información que falta en la red sísmica global, particularmente en las zonas submarinas donde prácticamente no hay estaciones sísmicas permanentes.