Japón tiene como objetivo triplicar sus ingresos mensuales por chips para el 2030, y recientemente destinó 6.8 mil millones de dólares a la causa. Es una empresa ambiciosa y hay motivos para pensar que funcionará.
Los diminutos procesadores que alimentan todo, desde teléfonos inteligentes hasta automóviles, son esenciales para todas las naciones, como lo ha dejado claro la escasez global reciente.
Pero los chips son especialmente críticos para el futuro de Japón debido, en parte, a la dependencia de sus empresas del silicio y el enorme papel que desempeña en el apoyo a la industria.
Hay que considerar las tres empresas más valiosas del país: Toyota, Sony y Keyence, todos imperios construidos sobre un sustrato de silicio.
Keyence fabrica sensores y sistemas de visión artificial para fábricas; los productos clave de Sony son la consola PlayStation 5 y los sensores de imagen; Toyota literalmente, no puede enviar sus últimos vehículos sin un suministro constante de tecnología inteligente.
Sony y Toyota recortaron sus pronósticos de producción debido a la persistente crisis de suministro de este año, junto con otro gigante japonés, Nintendo, que eliminó más de 1 millón de consolas Switch en sus planes para todo el año.
Además de sus marcas de electrónica de consumo reconocidas a nivel mundial, Japón también tiene un cuadro de proveedores indispensables que hacen posible toda la industria de semiconductores.
Ushio utiliza láseres para producir luz en una longitud de onda más cercana a los rayos X que el espectro visible para el ojo humano, en el que los fabricantes de chips confían en detectar posibles defectos.
Lasertec es el único fabricante mundial de equipos que prueba plantillas para los diseños de chips más avanzados. Las máquinas de disco pueden triturar una oblea de silicio hasta una delgadez casi transparente y cortar la punta de un cabello en 35 secciones.
JSR Corporation suministra productos químicos esenciales para la fabricación de chips con un umbral de pureza tan alto que el equivalente a una sola gota de café en dos piscinas olímpicas se consideraría un defecto inaceptable.
Japón está apoyando una nueva fábrica de Taiwan Semiconductor Manufacturing y Sony está pagando la mitad del costo. Su ministerio de tecnología ha dejado muy claro que tiene la intención de ser uno de los principales actores de la industria. Japón prometió aumentar sus ingresos por chips a más de 114 mil millones de dólares para 2030.
La escasez de suministros de chips es un problema que estará con nosotros durante años, ya sea en su forma severa actual o en diversas permutaciones durante la próxima década.
Hay demasiadas industrias en crecimiento que mueren de hambre por el silicio, desde servicios en la nube hasta autos electrificados más inteligentes y minería de criptomonedas.
Además, un par de cientos de millones de personas insisten en adquirir un nuevo iPhone cada año. Es probable que los ingresos por chips sigan aumentando, la única pregunta es quién ganará dinero.