Los nombres de dominio nos ayudan a navegar por la inmensidad de Internet y encontrar la información y los servicios que buscamos.
Sin embargo, los actores malintencionados abusan de la importancia de los nombres de dominio al registrar nombres que son idénticos o similares a las marcas comerciales, nombres de empresas o nombres personales existentes, con la esperanza de beneficiarse de la confusión. A esto se le llama cybersquatting (ciberocupación).
Según la información proporcionada por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), los casos de ciberocupación alcanzaron máximos históricos en 2022.
En total, este año se presentaron ante la OMPI 5,616 disputas por ciberocupación, casi un 10% más que en 2021.
Al revisar las cifras históricas de denuncias de ciberocupación, estas han ido en constante crecimiento durante los últimos seis años. En comparación con el año 2000, las disputas han aumentado un 202%.
En total, se han presentado 61,284 denuncias de ciberocupación ante la OMPI desde 2000 hasta la fecha.
Después de registrar los nombres de dominio similares, los ciberocupantes pueden intentar venderlos a las marcas comerciales que están copiando o usar similitudes en los nombres de dominio para atraer tráfico a su propio sitio web.
Entre estos últimos se encuentran aquellos que usan dominios para atraer a las víctimas a ataques de phishing.