La mensajería, entendida como un formato de comunicación en tiempo real entre dos o más personas basada en texto, se ha constituido como la gran interfaz en la demanda de productos y servicios.
Su gran facilidad de operación y funcionalidad, están haciendo que estos servicios sean utilizados la mayoría del tiempo en que usamos nuestros móviles.
En algunas grandes ciudades, el 70% de los iPhones tienen instalado WhatsApp, que se opera sin necesidad de aprender a utilizarlo entre un mar de opciones ni darse de alta más de una vez.
Otro buen ejemplo de utilización de la mensajería como interfaz para el consumo de productos y servicios es Magic, que se trata de un servicio web de conserjería que ofrece un número de móvil al cual escribir para enviar un requerimiento.
Así de fácil se puede hacer el check-in de un vuelo o bien pedir una pizza a domicilio.
Este servicio opera por ahora en Estados Unidos mediante un número de tarjeta de crédito y la dirección correspondiente a través de Stripe, un sistema de pago móvil.
Un asistente personal atenderá al usuario del otro lado del chat, solicitando los detalles del servicio o producto requerido, con la comisión y propina correspondiente, si es requerida.
Desde luego, se paga sólo si se cumple el servicio, ya que el proceso de solicitud es gratuito.
Con todo esto, sólo con el uso de mensajería se evita el empleo de una app para pedir comida, otra para gestionar un viaje, otra para comprar ropa, etc.
La mensajería está cumpliendo con su misión, planteada por los gurús de las grandes tendencias tecnológicas, de ser la gran interfaz del usuario con las máquinas y sus funcionalidades.