A pesar del retraso en la aplicación de los aranceles de Donald Trump, los proveedores de tecnología se están alejando de China, alterando la cadena de suministro de décadas de antigüedad.
La campaña de aranceles y restricciones a las exportaciones del presidente de Estados Unidos apunta a mejorar la producción de productos electrónicos, desde el iPhone y computadoras portátiles hasta televisores 4K.
La tradicional cadena de suministro está comenzando a dividirse en dos: una más allá de las fronteras de China, que atiende las preocupaciones estadounidenses, y otra dentro del país más poblado del mundo, que sirve a los consumidores locales.
Esto es algo que el multimillonario fundador de Foxconn, Terry Gou, llama ‘G2’, o el surgimiento de dos estándares mundiales competitivos creados por China y Estados Unidos.
Gou, quien como principal socio de producción de Apple ayudó a promover el modelo hecho en China, se ofreció como voluntario para ‘ayudar a Estados Unidos a remodelar una nueva cadena de suministro’.
Young Liu, el sucesor de Gou, dijo a los accionistas que la compañía podría fabricar todos los iPhones con destino a Estados Unidos fuera de China si fuera necesario.
Si bien las empresas con sede en Estados Unidos buscan alternativas más allá de China continental, sus contrapartes en China también están ‘des-americanizando’ sus cadenas de suministro, reduciendo su dependencia de la tecnología central estadounidense por temor a sufrir el mismo destino que Huawei.
La compañía ahora está buscando fabricantes de componentes asiáticos y europeos para reducir su dependencia de las empresas estadounidenses, desde Google a Micron.
‘Tanto las compañías estadounidenses como las chinas están diversificando sus cadenas de suministro debido a razones similares: para mitigar los riesgos geopolíticos’, dijo Gordon Sun, director del Centro de Pronóstico Macroeconómico del Instituto de Investigación Económica de Taiwán.