El gobierno de Malasia publicó este lunes una nueva regulación que obliga a las empresas a solicitar permisos para exportar desde su territorio chips de inteligencia artificial fabricados en Estados Unidos, en medio de acusaciones por parte de Washington que señalan al país como un punto de tránsito hacia China.
La medida, que ya entró en vigor, establece que cualquier empresa deberá notificar con al menos 30 días de anticipación a las autoridades malasias si planea exportar, transbordar o hacer pasar por su territorio productos que no estén incluidos en la lista oficial de artículos estratégicos.
El Ministerio de Comercio de Malasia señaló que el país no permitirá que su jurisdicción sea utilizada para actividades comerciales ilegales ni para evadir controles internacionales, y reiteró su rechazo a cualquier intento de incumplir las normas de exportación.
Desde octubre de 2022, Estados Unidos impide la venta de sus chips de IA más avanzados a China. En ese contexto, ha incrementado su presión sobre países como Malasia y Tailandia, ante sospechas de que podrían estar facilitando envíos hacia el gigante asiático, según reportó el Wall Street Journal en marzo.
Aunque el gobierno malasio no ha encontrado evidencia de que los chips estén siendo redirigidos hacia China, decidió reforzar su marco regulatorio para evitar vacíos legales y dar certidumbre a sus socios comerciales.
En los últimos años, varias empresas tecnológicas han instalado centros de datos en Malasia, clave para el desarrollo de aplicaciones de inteligencia artificial, las cuales dependen en gran parte de chips fabricados por la estadounidense Nvidia.
Esta nueva regulación surge justo después de que Washington anunciara un incremento en el arancel para productos importados desde Malasia, del 24 al 25 por ciento, además de la reciente visita del secretario de Estado, Marco Rubio, quien participó en Kuala Lumpur en el foro de ministros de Exteriores del Sudeste Asiático y se reunió con el primer ministro malasio, Anwar Ibrahim.
Ante este panorama, Malasia busca negociar una reducción en los nuevos aranceles y ha manifestado su intención de llegar a un acuerdo que proteja los intereses de ambas partes, en un contexto de crecientes tensiones comerciales en la región.

















