La pandemia de COVID-19 ha fomentado que los robots se incorporen paulatinamente a actividades que contribuyan a reducir la carga de trabajo y ayudar a prevenir riesgos de contagios en hospitales y otros lugares públicos.
Estos robots se encargan de labores de enlace entre personas, para ayudar a minimizar el contacto físico, realizar tareas de salvaguarda e información, pero también se usan para apoyar el bienestar de las personas, sirviendo de compañía a ancianos o personas aisladas.
Uno de ellos se llama RoomieBot y fue desarrollado en México. Su tarea es hacer la primera labor de triage de personas con posibles síntomas de coronavirus; para ello, es capaz de medir la temperatura, el nivel de oxígeno en sangre y comunicarse con el paciente para rellenar un cuestionario de salud.
En el hospital Circolo di Varese (Italia) seis pequeños androides Sanbot recorren las instalaciones ayudando en la asistencia de enfermos de COVID-19. Controlan sus constantes y, a través de ellos, los enfermeros pueden comunicarse con el enfermo reduciendo el contacto físico.
En algunos supermercados de Alemania, el androide Pepper dice a los clientes que deben guardar una distancia de seguridad y usar cubrebocas, es capaz de detectar si alguien no la lleva y le recuerda la obligación de hacerlo.
Al inicio de la pandemia, en Singapur, un robot con aspecto de perro recorría algunos parques lanzando mensajes para que los paseantes se mantuvieran a distancia.
Un estudio realizado por Aymerich-Franch ha recopilado 195 experiencias con 66 robots sociales en 35 países, lo que le lleva a destacar que su uso es todavía ‘muy marginal’.
La mayoría de los robots sociales desarrollan sus labores en hospitales y asilos, pero también en aeropuertos, hoteles, centros comerciales o en las calles.
La compañía española PAL Robotics ha creado dos versiones de su modelo Tiago para su uso en el ámbito de la logística hospitalaria, que ya han sido probados en varios hospitales.
Uno de ellos lleva la comida a la habitación de pacientes en cuarentena y el otro, equipado con una caja fuerte, transporta material sensible como medicamentos o muestras de sangre.
Las tareas de desinfección también empiezan a ser labor de robots. En el Hospital Quito Sur de Ecuador tres de estas máquinas esterilizan mediante radiación ultravioleta el instrumental médico, ambulancias y espacios por donde pasan los pacientes con COVID-19.
Más allá del ámbito sanitario, la compañía de correos japonesa acaba de poner en pruebas a DeliRo, que entrega correspondencia y paquetería de forma autónoma, de momento solo tiene una ruta de 700 metros que completa en 25 minutos.