Las metas climáticas de las principales empresas de servicios públicos en Estados Unidos están en riesgo por el aumento de la demanda eléctrica impulsada por la inteligencia artificial y las posibles políticas pro combustibles fósiles de un segundo mandato de Donald Trump.
Grandes empresas del sector han fijado objetivos para alcanzar la neutralidad de carbono en 2050, pero el incremento del consumo energético, liderado por centros de datos, nuevas fábricas y la electrificación de vehículos y sistemas de calefacción, ha complicado estas metas.
Además, victorias republicanas han retrasado cierres de plantas de carbón y promovido la expansión de generación a base de gas natural.
Donald Trump ha prometido desmantelar regulaciones ambientales que limitan la contaminación y favorecen el cierre de plantas de carbón, lo que podría frenar los esfuerzos de descarbonización.
Mientras tanto, las empresas eléctricas buscan atender una creciente demanda tras una década de estancamiento, aunque esto implica mantener en operación plantas contaminantes para garantizar un suministro confiable.
Según un informe de Wood Mackenzie, un gobierno republicano desviaría las políticas energéticas de los objetivos climáticos, afectando especialmente a empresas en estados republicanos o indecisos. La meta de Joe Biden de un sistema eléctrico libre de carbono para 2035 parece cada vez más lejana.
La generación eléctrica, segunda mayor fuente de emisiones en Estados Unidos, enfrenta un panorama incierto en un contexto de rápida transformación tecnológica y política energética polarizada.